También conocida como el Barrio Pequeño, es un encantador distrito de Praga, situado en la orilla occidental del río Moldava, frente al Castillo de Praga.
Este barrio histórico es una joya arquitectónica con calles adoquinadas, coloridas casas barrocas y palacetes renacentistas. Sus iglesias, como la Iglesia de San Nicolás, son ejemplos sobresalientes de arquitectura barroca, con interiores ricamente decorados. Malá Strana ofrece una atmósfera tranquila y pintoresca, con plazas adoquinadas como Malostranské náměstí y Nerudova Street, una vía empedrada flanqueada por edificios históricos y tiendas boutique. El puente Carlos, que conecta con la Ciudad Vieja, se encuentra en su extremo, ofreciendo vistas panorámicas de Praga. Este distrito combina historia y encanto, y es un lugar perfecto para perderse y disfrutar de la auténtica atmósfera de la ciudad.