Un paraíso natural de belleza salvaje y diversidad escénica, un destino idílico para los amantes de la naturaleza, la aventura y la tranquilidad.
La segunda isla más grande de las Hébridas Interiores es un lugar donde las montañas se encuentran con playas de arena dorada, y los fiordos cristalinos contrastan con los densos bosques. La vida silvestre es abundante, con oportunidades para avistar águilas, frailecillos, focas y ballenas. Mull alberga el castillo de Duart, una imponente fortaleza que se alza en un acantilado con vistas al mar. El pueblo de Tobermory, con sus coloridos edificios victorianos, agrega encanto a la isla y es conocido por su destilería de whisky y su puerto.