Un testimonio de la grandeza del barroco, un reflejo de la opulencia de la nobleza de la época y un lugar para explorar la historia y la belleza arquitectón...
Construido en el siglo XVIII como una residencia de verano para los duques de Wurtemberg, este palacio es un monumento arquitectónico impresionante. Su fachada presenta una mezcla de estilos que incluyen elementos rococó y neoclásicos, con detalles ornamentales que capturan la elegancia de la época. El interior cuenta con lujosas salas de recepción, como el Salón de los Espejos, que brilla con detalles dorados y frescos intrincados. Los amplios jardines y parques del palacio son igualmente impresionantes, con fuentes, estatuas y parterres florales.