Un laberinto subterráneo, testigo silencioso de la historia parisina.
Estos túneles, antiguas canteras convertidas en osarios en el siglo XVIII, albergan los restos de millones de personas. Descender a este mundo subterráneo es sumergirse en un pasado singular: pasadizos oscuros que evocan épocas olvidadas y revelan la ingeniería detrás de la extracción de piedra que construyó París. Más allá de su aspecto histórico, estas catacumbas han cautivado la imaginación de aquellos interesados en descubrir un aspecto menos conocido de la ciudad. Son una experiencia única que ofrece una visión intrigante y fascinante de la historia, la arquitectura y la vida bajo la superficie de la capital francesa.